domingo, 26 de abril de 2015

Soñar y realizar. Dos palabras que deberían ir de la mano...

El viernes tuve una muy agradable y enriquecedora conversación profesional y personal como hacía tiempo que no tenía. Esas conversaciones que no hablan solo de trabajo sino de cómo somos nosotros en nuestra vida personal para trasladarla al terreno profesional. Al fin y al cabo, no es tanta la diferencia, sobre todo para los emprendedores, puesto que somos tan apasionados en un lado como en el otro. Lo damos todo incondicionalmente y sin reticencias, sin reservas. Aunque a veces eso conlleve decepciones.

Las decepciones forman parte del proceso. Forman parte de un aprendizaje que sin ellas, mirándolo bien y de forma meditada, no sería completo. Decepciones traducidas a caídas que forman parte de nuestra evolución. Esa transformación personal que nos ayuda a crecer, a mejorar como personas para, sin duda, ser también mejores en nuestro desarrollo y proceso profesional.

Y de esta persona he leído hoy "Solo están derrotados los que dejan de soñar". Y me ha hecho pensar. Soñar con algo puede ser una utopía. Algo que está ahí pero que por miedos y circunstancias no somos capaces de realizar. Debemos romper esas barreras mal entendidas que creamos nosotros mismos en nuestra existencia. SOÑAR y REALIZAR son palabras y hechos que deberían ir siempre de la mano.
Foto: Google Search

Y en un punto de esa conversación del pasado viernes, esta persona me recordó lo que tantos seres humanos que, a mi modo de ver, están incompletos (sea al nivel que sea), dicen cuando vas a hacer algo "Estás loco, no lo hagas". Él los llama "saboteadores de sueños", y razón no le falta. Es entonces cuando vuelvo a pensar en estas situaciones, y sigo creyendo que ahí reside nuestra capacidad para obviar esos comentarios y demostrarnos a nosotros mismos, antes que a los demás, que SÍ PODEMOS HACERLO. Todo es cuestión de ACTITUD, constancia y perseverancia.

¿Que me pego un porrazo? No pasa nada. Me levanto, me curo las heridas aunque sea a lametazos y sigo mirando hacia el frente con la cabeza bien alta. Porque una de las cosas más valiosas de esta vida, nuestra propia vida, es aprender de los errores de uno mismo. Y los únicos que tenemos la llave para realizar nuestros sueños, somos nosotros.

Foto: Google Search





miércoles, 22 de abril de 2015

Y seguimos maltratando quien nos da la vida... DÍA DE LA TIERRA

Hoy quiero recuperar la reflexión personal que escribí el año pasado en este mismo día. La fecha que hemos establecido como el DÍA DE LA TIERRA. Un día instaurado para recordar y concienciar, pero no os preocupéis, que mañana ya se nos habrá olvidado de nuevo.

Porque nada desde entonces ha cambiado. Seguimos siendo egoístas por naturaleza, imprudentes e inconscientes de una realidad que nos pisa el oxígeno a diario. Y seguimos maltratando quien nos da la vida...

Aquí os la dejo:

Foto: Google Search

"Dicen que hoy es el DÍA DE LA TIERRA. Y aquí estoy, riéndome de tal día como si fuera el Día de la Marmota. ¿Cómo que el Día de la Tierra? CADA DÍA deberíamos agradecer que ésta nos alberga en sus dominios y condominios. Que ésta es la que nos da sustento y agradecerle a diario nuestra propia existencia.

¿A cambio qué hacemos? La maltratamos negligentemente a cada instante, pensando que la naturaleza es eterna y que por dañarla egoístamente no pasa absolutamente nada. Somos unos hipócritas. Pensamos que con decir "ojos que no ven corazón que no siente" sobrevivimos a las catástrofes naturales que La Tierra nos devuelve en forma de pago por el daño causado.

Bien, sigamos destruyendo el mundo que nos cobija y nos alimenta. Sigamos maltratando indiscriminadamente fauna y flora... recursos naturales... e intoxicando nuestro propio oxígeno.
Y llegará el día que nos ahoguemos en nuestras propias manos manchadas de destrucción descuidada por nuestros errores del pasado y del presente. No podemos evitar los detrimentos ni las destrucciones pasadas, pero sí enmendar el presente para proteger el futuro... nuestro futuro."

Y hoy añado, no nos olvidemos jamás que nosotros somos los huéspedes, no nuestro planeta. Y por encima de todo le debemos un respeto que no le estamos teniendo en ninguno de los sentidos.

martes, 21 de abril de 2015

Mentiras... esa mala costumbre del ser humano.

No soporto a la gente mentirosa. Esa que se inventa excusas para quedar bien, para no decir las verdades. Esa gente que no merece perder un ápice de nuestro tiempo y que, por saber, por entender y por comprender las situaciones, lamentablemente lo perdemos... el tiempo.

Lo que sí ganamos es desconfianza. Y no solo sobre esa persona, sino que a lo largo de nuestra existencia vamos encontrándonos con personajes, que no personas, que van sumando para que dicha desconfianza la dirijamos y la enfoquemos momentáneamente hacia el ser humano en general. Insisto, momentánea y puntualmente. Entre otras cosas porque no todo el mundo merece ser prejuzgado por la culpa ajena de un tercero.

Qué patéticos llegamos a ser en algunos momentos. Si bien es cierto que todos hemos mentido o mentimos en algún momento, también está la versión de no contar toda la verdad. Que esa es otra. Otra justificación para situaciones que no tienen justificación, valga la redundancia.

No me refiero a mentiras para nuestra propia supervivencia, que quizá, y solo quizá, podrían ser llevadas al terreno de la benevolencia. Lo triste son las mentiras para quedar bien a través de una excusa vulgar, barata y, encima, de fácil descubrimiento. O para dañar... esas son las más crueles, retorcidas, inhumanas y déspotas de las existentes.

En realidad, desde mi punto de vista, mentimos por muchos motivos, pero uno de ellos es, sin lugar a dudas, el miedo a decir la verdad. Qué incongruente y a la vez tan curioso, ¿no creéis? Como suelo decir siempre, la confianza no se regala ni se da, se gana.


Foto: Google Search